RIP, República de los Estados Unidos de América
Unas notas sobre la decisión de la Corte Suprema
Después de que en menos de 24 horas la Corte Suprema de EUA haya hecho legal el soborno e ilegal el no tener vivienda, no puede sorprendernos que haya decidido que el presidente ya no es el gobernante de una democracia sino el líder único e intocable de un reino absolutista. Su decisión sobre aquel chascarrillo de Trump de “tengo inmunidad absoluta” que tanta gracia hizo (especialmente a los juristas) es que, efectivamente, la tiene sobre cualquier acto cometido mientras fuere presidente.
Ahora ordenar el golpe de estado del 6E será legítimo, mandar ahorcar a su vicepresidente, también. Y vender tecnología nuclear a los saudís, aceptar injerencia electoral de Putin, vengarte de quien te plazca, trabajar con mafias nacionales y transnacionales o militarizar el supremacismo, por poner algunos pocos ejemplos de la presidencia de Trump. Los jueces elegidos por él o involucrados en su elección le han devuelto el favor en detrimento de la pérdida de una democracia que hacía aguas pero que sobrevivía aferrándose a su constitución.
Todos aquellos que temían la deriva del país lo hacían con temor legítimo. “Aún quedan las elecciones” leo hoy a menudo. Es cierto. También es una manera de aferrarse a la esperanza que oculta con dificultad la aceptación del fin de una institución, la Corte Suprema, que se lleva con ella al abismo a uno de los 3 poderes del estado. Una institución que deja negro sobre blanco que los otros dos poderes no pintan nada, y que la constitución es papel mojado: desde “ningún hombre está por encima de la ley” hasta sus herramientas contra la corrupción presidencial, como el impeachment, totalmente inútil contra un presidente con carta blanca para delinquir.
Demasiadas víctimas y testigos de los estragos que crea la impunidad para delinquir si vistes la corbata adecuada ven hoy cómo esa impunidad se convierte legalmente en inmunidad: se ha extendido la alfombra roja para que la transite el monstruo de turno.
La que se nos viene encima…