Audiencias Públicas del Comité de Investigación del 6E. Tercera Entrega
'Van a imputarnos todo crimen imaginable'
El Comité que investiga el asalto al Capitolio sigue presentando a testigos prominentes entre el partido republicano e incluso el entorno MAGA; muchos de ellos han testificado por citación penal y, quienes como Steve Bannon, no lo han hecho, se enfrentan ahora a pena de cárcel.
Algunos de los hechos que ya conocíamos se han confirmado de forma oficial y pública, mientras que numerosas revelaciones han llevado a crear nuevas citaciones y a ampliar las audiencias públicas, que se retomarán en septiembre. Las tramas que se están desentramando funcionan como una hidra, dando lugar a tramas de tramas, todas interconectadas (por ejemplo: el Servicio Secreto tendrá su propio artículo dada la extensión y complejidad de los hechos).
Entre los primeros se encuentra uno de los episodios más oscuros de La Gran Mentira (The Big Lie), como se ha denominado a la campaña trumpiana para hacer creer a sus votantes que las elecciones habían sido robadas: Se trata de la presión sobre el estado de Georgia para crear votos inexistentes. El ejemplo más conocido es otra de las autodenominadas “llamada perfecta” de Trump, esta vez al Secretario de Estado de Georgia, el republicano Brad Raffensperger. En su día conocimos la transcripción y el audio de la llamada; Raffensperger y Gabriel Sterling (responsable electoral) la grabaron tras haber sufrido un episodio muy parecido por parte de uno de los más nefastos personajes del país, el senador de Carolina del Sur Lindsey Graham, que tendrá que declarar por esos hechos ante sede judicial en Georgia: una de las tres investigaciones que destacamos en la Guía Básica Sobre el Asalto al Capitolio.
Esta sesión de Comité fue gestionada por el congresista Adam Schiff (demócrata, California), quien dirigió el primer impeachment a Trump por otra de sus llamadas perfectas, esa vez tratando de chantajear al presidente ucraniano Volodimir Zelenski.
Raffensperger, Sterling y el Portavoz de la Cámara de Arizona, el republicano Russell Bowers, contaron las presiones y las represalias de Trump y su entorno (Giuliani fue insidioso con Bowers y Arizona), empezando por el ya famoso “consígueme 11.780 votos”.
Durante el testimonio escuchamos el primero de los numerosos audios que vendrían en las siguientes audiencias donde Trump adelanta que el 6 de enero de 2021 iba a ser un día muy especial.
Y quizá una de las lecciones más importantes es el contraste entre esta audiencia y las siguientes en cuanto a la narrativa creada por Trump (ese argot y construcciones semánticas trabajadas utilizadas por la mafia, algo que es primordial que identifiquemos porque aparece en prensa nacional y extranjera día sí y día también).
Trump intercala toda la mitología QAnon del robo electoral.
No quiero repetir los puntos; están en el vídeo, tanto por voz de Trump como la respuesta de los testigos desmontando las mentiras, los cuales —es importante recordarlo— ofrecieron testimonio bajo juramento.
¿Acaso Trump creía de veras todas estas patrañas? ¿Discutió su gabinete aplicar la 25ª enmienda para quitarlo de la presidencia por perturbado? Es posible que todo el mundo se haya hecho preguntas de este tipo respecto a Trump, por eso lo que cuento a continuación es tan importante.
Trump no solo perdió las elecciones, sino que además sabía que las perdió. Así se lo comunicaron: su fiscal general del estado, Bill Barr; su consejero legal en la Casa Blanca, Pat Cipollone; su hija Ivanka, su hijo Don Jr., Jason Miller (su director de comunicaciones), el abogado de la Casa Blanca Eric Herschmann, su jefe de gabinete Mark Meadows… Todos los testigos —los que no se han acogido a la 5ª enmienda— de su familia, administración, equipo legal y de ciberseguridad han sido mostrados públicamente por el Comité afirmando que hablaron con Trump confirmándole que Joe Biden había ganado las elecciones.
La excepción fue un un señor mayor que, según los testigos del equipo Trump, estaba ebrio. No, Giuliani nunca dijo a Trump que había ganado, le dijo: "anuncia que has ganado". Y eso hizo. Pero retomaremos La Gran Mentira y su influencia en las elecciones de otros países en el futuro.


La mañana del asalto al Capitolio, el consejero legal de la Casa Blanca, Pat Cipollone, pidió a Cassidy Hutchinson (asistente del jefe de gabinete de Trump, Mark Meadows, y ayudante especial de la presidencia) que hiciera lo posible para evitar que Trump fuera al Capitolio:
Por favor, asegúrate de que no vamos al Capitolio (…) Van a imputarnos todo crimen imaginable si permitimos que suceda. —Pat Cipollone
Esta petición no se debe a la corazonada de un día, sino a una serie de acontecimientos que Cipollone vivió y que sabía que tratarían de llevarse a cabo ese 6 de enero de 2021.
El enfoque en los hitos de la cronología de los hechos es de gran utilidad para el espectador, que puede asimilar las acciones (o la ausencia de ellas) en toda su gravedad. Por ejemplo, el Comité dedicó básicamente una audiencia al tuit de Trump del 19 de diciembre de 2020, que indicaba “Estad allí. Será Salvaje”.
“Allí” es en Washington DC el 6 de enero, zoom en la Casa Blanca, zoom en el parque de la Elipse, donde Trump dio un mitin el día del asalto. Este mitin (parte de la PsyOp Stop The Steal y fraude para recabar fondos para fines privados) fue organizado por Alex Jones (InfoWars), Ali Alexander y Roger Stone (Recordad estos tres nombres; son importantes para esta trama y para otras por contar relacionadas con más países).
Retomemos QAnon
¿Qué llevó a Trump a despreocuparse de mostrar su Mens Rea (la intención criminal que hasta entonces solo había mostrado en privado con organizadores y colaboradores de la trama “Stop The Steal”) en ese tuit del 19 de diciembre?
Repasemos la víspera, el 18 de diciembre de 2020, y los eventos que vivió Cipollone que le llevó a decir a Hutchinson “van a imputarnos todo crimen imaginable”.
Pat Cipollone entró en en el despacho oval y allí encontró a Trump reunido con unos individuos a los que Meadows les tenía prohibida la entrada a la Casa Blanca. Los llevó hasta allí la milicia supremacista “Pretorianos de la Primera Enmienda” (que ya ocupaban el comando de operaciones en las salas (War Room) del Hotel Trump y el Hotel Willard).
Eran John Eastman, Sidney ‘Kraken’ Powell, Michael Flynn y un individuo que entonces no identificó (Patrick Byrne): Las celébritis de QAnon (PizzaGate, resurrección de John F Kennedy Jr, asesinato de Seth Rich cábala del nuevo orden mundial, Hilary Clinton come bebés y un amplísimo etcétera), una organización declarada terrorista en 2019 por el FBI, de profundo calado sectario, basada en teorías de la conspiración y utilizada como arma de guerra por la inteligencia militar rusa —recordad que Michael Flynn, exasesor de Seguridad Nacional de Trump, fue condenado por mentir al FBI como doble agente no registrado de Rusia y Turquía. A Cipollone no le agradó esta reunión de la trama QAnon y declaró que no estaban aconsejando bien al presidente (expresión más que generosa, como veremos).
Esta reunión se llevó a la estancia que se sitúa justo encima del despacho oval, con su misma forma y dimensión, pero perteneciente a la vivienda del presidente (la Sala Oval Amarilla). Gracias al comité sabemos que no duró “unos minutos” sino al menos seis horas, gran parte de este tiempo se desarrolló entre gritos e insultos. Powell declaró que el presidente estaba “muy interesado” en las opciones que le propuso la doblemente conspiradora camarilla QAnon (o El Equipo Zumbado, como los definió personal de la Casa Blanca), especialmente antes de que Cipollone, Eric Herschmann y Derek Lyons (jefe de personal de la Casa Blanca) contaran las consecuencias legales de llevar a cabo esas acciones. Esto llevó a lo que Cipollone describió como un fuerte asalto verbal hacia él por parte de la camarilla QAnon.
En cierto punto, Trump le preguntó si podía nombrar a Powell fiscal especial de la Casa Blanca y darle autorización de seguridad. Dos días antes, Trump había nombrado Fiscal General del Estado a Jeffrey Clark, pero se arrepintió de haberlo hecho al día siguiente y no llegó a estrenar el cargo. Las razones son varias, y es recomendable escuchar la conversación de Herschmann con Clark o, como mínimo, esta frase:

Enhorabuena, gil*poll*s, acabas de admitir que tu primer acto como Fiscal General sería cometer un crimen (…) Claramente estás capacitado para el puesto.
Powell, Eastman, Clarck y Flynn declararían un robo electoral que sabían que no sucedió, requisarían las máquinas de voto —por cierto, no habría estado legalmente autorizada para ello— y llevarían a cabo El Plan (jerga QAnon). Después se declararía la Ley de Insurrección y se anunciaría la Ley Marcial : aparentemente Elmer Stewart Rohdes (pequeño dato para vuestro uso: Rhodes detesta ser llamado por su nombre, “ELMER”) líder de los Oath Keepers, dirigiría las milicias sobre el terreno para derrocar al gobierno democráticamente electo.
“Estad Allí. Será salvaje” cobra una nueva y mucho más amplia dimensión.
Cómo se evitó este escenario, estaréis preguntándoos: se evitó porque la administración Trump (especialmente el equipo legal) nunca llevó a cabo el papeleo necesario, y parece que Trump y Powell no fueron informados de ello.
Y así fue cómo se logró que el Equipo Kraken con Trump a la cabeza no cumpliera con éxito su golpe de estado ese día.
Por cierto, la persona que recomendó que fuera Powell la líder del equipo de Trump no fue otra que Ginni Thomas, esposa del SCOTUS Clarence Thomas. Recordad que hablamos de su papel en el golpe aquí.
Seguiremos publicando las entregas analizando las audiencias, pero en el siguiente artículo haremos un enfoque algo diferente, uniendo algo que aprendimos en estas sesiones con cierta operación en España.
Y que comience a rodar la bola de nieve.
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